miércoles, 9 de mayo de 2012

RESEÑA HISTÓRICA


La Institución Educativa y Cultural Jesús Amigo es un establecimiento Educativo, que desarrolla sus labores en el campo de atención a la Primera Infancia  y la Educación Formal, ciclos preescolar y educación básica primaria y básica secundaria.  Está Ubicado en el Barrio Doce de Octubre, cuenta actualmente con más de 600 alumnos de la comuna seis.
Esta empresa de carácter familiar, posee una historia muy particular, pues su proceso ha sido liderado y dirigido por una mujer que inicialmente poco conoce de administración, pero que empíricamente, con su espíritu emprendedor y de liderazgo, ha logrado construir un colegio de gran proyección e impacto social en la ciudad de Medellín.
·         Nace el Kínder Caperucita La Institución Educativa y Cultural Jesús Amigo fue creada en 1978 con el nombre de “Kínder Caperucita” bajo la dirección de Dora Nelly Cano Barrera. Las primeras actividades escolares iniciaron el 13 de febrero del año en mención, siendo su primer grupo conformado por 25 niños y niñas, entre cuatro y seis años de edad aproximadamente. Cabe anotar que la labor educativa comenzó en la sala de la casa familiar, debido a que era imperiosa la necesidad de aprovechar la coyuntura de muchas familias vecinas, en cuanto al cuidado y educación de sus hijos en edad preescolar.
En 1988 y ante la urgente profesionalización, la Directora inició sus estudios de Licenciatura en Educación Preescolar en la Universidad de San Buenaventura. La carrera fue culminada en 1992, logro que vendría a fortalecer substancialmente el proceso educativo-formativo ofrecido.
·         Cantando la alegría de vivir
Bajo el nombre de Kínder Caperucita se trabajó durante varios años, con dos grupos del grado transición de Educación Preescolar en la mañana y en la tarde, y ante la demanda de cupos escolares para el grado primero, y desde el apoyo y sugerencia del Jefe de Núcleo, Señor Alberto Montoya en dicha época, se da inicio al grado primero de Educación Básica en el año 1993. Posteriormente el nombre de la institución fue cambiado por: Centro Educativo Vocecitas Alegres, cuyo lema fue “Cantamos la Alegría de Vivir”. 

Año tras año, la demanda educativa fue mayor y creció el interés de los padres de familia para que se les garantizara continuidad educativa a sus hijos. La escasez de espacios trajo consigo la necesidad de encontrar un nuevo lugar para acoger a los alumnos y profesores, por ello se arrendó y posteriormente se adquirió un local comercial vecino, que fue transformado en los salones de clase durante diez años.
La vida escolar cambió el entorno del colegio y trajo consigo las risas y juegos de los niños que inundaron los andenes peatonales de la cuadra; fue así como el antiguo billar del barrio, se convirtió en un escenario de aprendizaje y conocimiento, logrando un impacto positivo en la misma comunidad, que vio como el licor y la música a altos volúmenes ya no era el factor que afectaba la tranquilidad de la vida familiar.
1997 dio una gran primera cosecha: “EL GRADO QUINTO” engalanó la institución, y con un proyecto: “Expedición a la Paz... una experiencia educativa”, alzaron vuelo a continuar con su bachillerato en colegios de la zona y en otros aledaños, dado que a la fecha no se había logrado gestionar una propuesta de continuidad educativa.
De otro lado, la gestión de la directora y la participación constante en los eventos de interés barrial, permitieron a la institución darse a conocer en nuevos contextos y generar nuevas relaciones públicas, favoreciendo el desarrollo del ambiente educativo. El primer resultado positivo fue la construcción de un parque infantil, aprovechando la existencia de una zona verde abandonada aledaña a la planta física; al mismo tiempo el andén peatonal con escalas, fue adaptado para el tránsito vehicular parcial, lo cual permitió la realización de importantes eventos culturales de trascendencia barrial, tales como el día de la familia, la Antioqueñidad y las noches de sol.
·         En busca de un nuevo espacio
Al mismo tiempo en que sucedía todo lo relacionado con la Casa de la Cultura, el colegio afrontaba una dificultad que cambiaría radicalmente su futuro: el espacio físico. En 1996, una evaluación de la Secretaría de Educación de Medellín dio un visto negativo al local comercial que recientemente se había adquirido para el funcionamiento del colegio, lo cual desvanecía los sueños que se habían generado con respecto a la planta física. Fue entonces como se comenzó la afanosa búsqueda de otro lugar, más apropiado y que tuviera el visto bueno de la administración municipal.
Cerca al colegio, el sector de la Torre fue señalado por mucho tiempo como un espacio donde la violencia tomaba fuerza. Allí, los jóvenes sin alternativas de estudio ni trabajo, se convirtieron en el terror de la zona, los lugares públicos y comunes de recreación fueron arrebatados por el permanente consumo de drogas, por la instalación de galleras y por matorrales donde se camuflaban objetos de violencia. Además, muchos vecinos salieron del sector bajo amenaza y otros silenciosamente veían como el miedo se apoderaba de la Torre, sector ubicado en la carrera 81, entre las calles 98CC y 101, del barrio 12 de Octubre.
Físicamente el sector, dotado por amplias zonas verdes y una placa polideportiva, se convirtió en el botadero clandestino de escombros y el epicentro de actividades delincuenciales del barrio. Para tal efecto, la casa de uno de los vecinos fue forzada y arrebatada por los muchachos, para generar desde allí, un antro de violencia y corrupción. Su dueño, ante las amenazas y presiones de la banda de jóvenes, tuvo que abandonar su vivienda y negocio de toda la vida, sin ninguna posibilidad de regresar a ella o venderla a cualquier persona interesada en comprarle.
Esta pesadilla tuvo vigencia por un periodo poco más de dos años, hasta que los mismos vecinos, preocupados por su futuro y el de sus hijos, se reunieron para proponer a la directora de la Institución, Señora Dora Nelly Cano Barrera, que comprara la casa para ubicar allí su colegio. Según los vecinos, ella era la única persona que podría lograr la recuperación de este espacio, debido a que los muchachos no permitían que nadie se acercase a la casa con fines de compra.
Fue así como en el mes de diciembre de 1997, comenzaron las gestiones ante una corporación bancaria para acceder a un crédito hipotecario que permitiera la adquisición de la nueva propiedad; sin tener aún la aprobación del crédito y con la presión que significaba la presencia agresiva de la banda juvenil del sector, el 8 de diciembre de 1997 profesores e integrantes de la familia entraron a la vivienda y la ocuparon sin previo aviso. El temor fue el protagonista de los primeros días, pero poco a poco y con la coyuntura de varios hechos que se dieron posteriormente, la casa fue adecuada y prácticamente reconstruida.
·         Transformando espacios
1998 fue un año de gran trascendencia para el colegio, los primeros días del año fueron tensos, pero todo cambió ante la desaparición paulatina de los jóvenes que lideraban la banda juvenil; sin embargo, en el mes de marzo el panorama era diferente, gracias al levantamiento de la gallera que antes funcionaba frente al colegio y la visita del recién posesionado Alcalde de Medellín, Doctor Juan Gómez Martínez, que prometió la construcción de un parque infantil para los niños del sector.
Igualmente, la elección por voto popular de la Directora como miembro de la Junta Administradora Local de la Comuna 6, dio a la institución mayores oportunidades de participar en la toma de decisiones de impacto social en la zona y confirmó la labor que a este nivel se había realizado desde el colegio. A través de la JAL se logró el desarrollo de proyectos como: Domingo Juguetón en la Torre, brigadas verdes de arborización, construcciones de parques infantiles, adecuación de zonas verdes, entre otros.
Seguidamente, se gestiona en una Corporación Bancaria un crédito, capital que fortalece la Institución dando la posibilidad de articular la vida cotidiana a través de la cultura y la educación, en la propuesta de “Pedagogía para la Paz y la Convivencia”.
A partir del año de 1999 la escuela toma el nombre de “Institución Educativa y Cultural Jesús Amigo” con la expectativa de continuar el ciclo de Educación Básica hasta el grado noveno.  Acceder al nuevo espacio era un sueño cumplido, porque se pasaba de una escuela de garajes y casas, a un lugar mucho más adecuado y que brindaba grandes posibilidades de crecimiento al colegio.
El traslado definitivo de todos los grupos a la planta física ubicada en el sector de la Torre se dio en el año 2003, debido al funcionamiento de la Casa de la Cultura en el antiguo bloque y a la necesidad de unificar toda la labor educativa en un sólo sitio. Precisamente, en el año 2001 se adquiere una propiedad continua a la institución, que se adecuó para integrarse a la infraestructura existente y dio vida a dos amplios salones de clase, que recibieron al grado sexto en el año 2003, iniciando así el ciclo de educación básica secundaria.  En total, fueron 16 los alumnos que decidieron dar continuidad a su proceso educativo y permitieron garantizar el crecimiento de la institución, logrando incrementar año tras año un grado más de escolaridad hasta obtener en el año 2006 la primera promoción de bachiller básico, titulo otorgado a los estudiantes del grado noveno (básica secundaria).
En el año 2007, la institución obtuvo un logro significativo con la adquisición de la licencia de funcionamiento 09881 del 05  de diciembre de 2007 que otorga la Secretaria de Educación Municipal.
Actualmente, se han establecido  alianzas con instituciones  como: TELECENTRO, quien desarrolla competencias en el área de informática y tecnología, ITM, que capacita y certifica en contabilidad básica a los estudiantes  de los grados superiores, COMFAMA, que fortalece procesos de lecto-escritura, formación deportiva y centros de interés, y la POLICIA COMUNITARIA, quien ofrece formación ciudadana y sensibilización social a través de talleres de prevención.  Además, se ha logrado dar continuidad a la formación  pasando de básica secundaria a media técnica con convenios interinstitucionales con establecimientos como el CASD, y el liceo Doce de Octubre que ofrecen programas técnicos en diversas modalidades.
El sector de la Torre tiene una nueva cara gracias a la presencia de la Institución Educativa y Cultural Jesús Amigo y,  donde antes se silenciaron vidas, surge la dinámica de la participación y el compromiso de una comunidad que avala la educación y la cultura de la paz como opción de vida.
Poco a poco, se han estado haciendo las adecuaciones locativas necesarias para brindar una educación más integral y hoy el escenario permite generar expectativas muy positivas sobre el futuro de la empresa.
Pero el resultado no podía ser mejor y al lado del cerro El Picacho, se perfila un establecimiento educativo que sueña y vive por seguir educando el futuro de la ciudad. Por eso ratificamos que la educación es un proceso social mediante el cual las personas se integran dinámicamente, se socializan y se preparan para recrear pautas y experiencias compartidas.
Este proceso permite que sus miembros reconozcan y produzcan cultura de paz y convivencia pacífica, que contribuye al desarrollo físico e intelectual de cada persona y le facilite el reconocimiento y la valoración como ser individual y colectivo.
Hoy podemos decir que este colegio es el fruto de la fe de muchos corazones…que lo han apoyo y han confiado en su Proyecto Educativo, lo que le ha dado a la Institución reconocimiento, legitimización y empoderamiento frente a la comunidad.

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